Obstáculos a los que nos enfrentamos las mujeres para ejercer nuestros derechos políticos y electorales.

Increíblemente el punto de partida de la gran lucha fue el darse cuenta que en épocas pasadas ni siquiera se nos consideraba ciudadanas. Las historiadoras, politólogas, antropólogas y sociólogas feministas han documentado ampliamente la exclusión de las mujeres de la categoría de ciudadanía. De ahí pues que es de suma importancia estudiar y tomar  categoría de análisis el género, que nos permita analizar, explicar y describir las relaciones jerárquicas y de poder entre hombres y mujeres.

La paridad como principio, hace posible el logro de la igualdad sustantiva y ésta a su vez, la efectividad en el ejercicio de los derechos políticos. Busca fortalecer una cultura democrática, basada en la promoción de los derechos de las mujeres en la vida política y pública. En mi artículo PARIDAD, HISTORIA Y RECONOCIMIENTO COMO CIUDADANAS, narro detalladamente el proceso.

En un contexto histórico de discriminación, desigualdad y barreras culturales, las mujeres hemos ganado espacios reflejados en las leyes e instituciones. Sin embargo hay que decirlo nos encontramos en “una carrera de obstáculos”, como los socioeconómicos o la resistencia de los partidos políticos, que limitan una representación más sustantiva a nivel político.

De entrada es importante identificar los procesos que vivimos las mujeres que queremos dedicarnos a la política, y la manera de expresarnos para mostrar las múltiples limitaciones que enfrentamos.

El hecho de elegirnos tiene que ver con superar los propios límites, erradicar la falsa creencia de que no se cuenta con  capacidad suficiente para hacer frente a un reto político importante.

Ser seleccionada por un partido implica superar los límites que el mismo partido a través de sus estatutos o sus dirigentes podrían establecer para frenar el desarrollo político de las mujeres.

El último proceso, ser elegidas por el electorado, implica enfrentarse a una batalla para derribar estereotipos y lograr que el electorado nos perciba como personas capaces de desempeñar con éxito un puesto público.

Por ello es importante que todas aquellas mujeres que deseamos fortalecer la vida pública de nuestra localidad, estado y país identifiquemos los techos que debemos derribar.

Techo de cristal; Cuantas de nosotras hemos sido limitadas de las carreras profesionales y se nos impide avanzar. Es de cristal porque es invisible y es difícil de traspasar, lo que marca uno de los mayores problemas, ya que no existen leyes, reglamentos, formas de organización que impongan este límite explícitamente. Este techo se hace evidente cuando las mujeres se acercan a las estructuras de poder y cuando están próximas a ascender a un nivel de mayor decisión, son bloqueadas para impedirles avanzar.

Hay que decirlo, no debemos callar, en los primeros meses del 2021, próximos a una de las elecciones más históricas en México, por citar un ejemplo.  Mucho se ha hablado en mesas de análisis sobre éste término antes mencionado.

Techo de cemento; En éste caso debemos derribar las barreras internas que nos imponemos de manera inconsciente en el momento de un ascenso en nuestra carrera profesional a cargos de mayor responsabilidad y de poder. Se relaciona directamente con los roles y estereotipos de género, ya sea por el temor de no conciliar nuestra vida profesional, al miedo al fracaso, pensar que no merecemos la oportunidad o la posición, a entrar en un mundo dominado por hombres, etc. Por ello, la única manera de romper este techo es mediante el empoderamiento de mujeres. Preparar a nuevas generaciones, y no heredarles estos miedos.

Qué decir del Techo pegajoso; Este término ilustra las condiciones precarias que enfrentamos las mujeres en el mundo laboral y lo difícil que es para nosotras abandonar estas condiciones. Esto se explica por el trabajo de cuidado como madres, esposas y cuidadoras del hogar que desempeñan. En este sentido, se dice que las mujeres estamos adheridas a un suelo que dificulta el crecimiento laboral.

El tan temido Techo billetes; Término que se refiere a las limitaciones financieras que tienen las mujeres para ser candidatas. Estas limitaciones se explican por la falta de apoyo por parte de su partido, por la división desigual del trabajo, por las asimetrías económicas que históricamente han afectado a las mujeres, entre otros factores.

¿Habías  pensado en todos los obstáculos que enfrentamos las mujeres para consolidar nuestros derechos políticos?

Es una realidad que existen muchas limitaciones que debemos enfrentar si queremos elegir el camino político y el eslabón final de la cadena es la violencia política en contra de las mujeres. Dentro de estos obstáculos debo mencionar los estereotipos de género, roles de género, creencias erróneas sobre el desempeño, capacidad y/o motivaciones de las mujeres, falta de acceso de las mujeres a las redes donde se toman las decisiones y se obtiene financiamiento, acoso verbal y/o sexual, violencia política, estructuras internas de los partidos políticos que dificultan el acceso a puestos clave, exigencias diferentes para hombres y mujeres, deficiencias legislativas e institucionales. Y la lista podría seguir. Luego entonces queridos lectores cada día mediante la lucha hemos logrado avances, pero también descubrimos y nos enfrentamos a  nuevos retos y desafíos.

Se imaginan a sus hijas, hermanas, sobrinas, primas, tías, amigas, etc. enfrentando todos estos obstáculos, solo por tener la firme convicción de participar en la vida pública, económica y social de su país. No, nos dejes sola, se nuestro aliado, nuestra aliada, es urgente fortalecer y dejar un mundo mejor para las nuevas generaciones.

 

Reitero la frase de mi artículo anterior “Para que por nacer mujer no signifique desigualdades” Iliana Zenith Garcia Dueñas.