INDIFERENCIA SOCIAL, NO LA PRACTIQUES HAZ LA DIFERENCIA

La Real Academia nos dice que indiferencia es un “estado de ánimo en el que no se siente inclinación ni repugnancia hacia una persona, objeto o negocio determinado; no hay ni preferencia, ni elección”. Desde la palabra indiferencia es fácil deslizarse a lo “indiferenciado”, que nombra lo que no posee una característica o identidad diferenciada.

La indiferencia tiene diferentes matices, puede ser sabia e inspirarnos profundo respeto, por ejemplo la profunda indiferencia de Sócrates ante las demandas de amor de Alcibíades, o la indiferencia del maestro Zen ante la pregunta angustiosa del principiante por cómo alcanzar la sabiduría. Freud mismo fue indiferente respecto a la ética burguesa de su época. La indiferencia también es útil en algunas ocasiones, por ejemplo como parte la doxa del método científico, que no considera para nada la dimensión subjetiva o afectiva.

¿Qué es la indiferencia? Un estado extraño e innatural en el cual, las líneas entre la luz y la oscuridad, el anochecer y el amanecer, el crimen y el castigo, la crueldad y la compasión, el bien y el mal, se funden. ¿Cuáles son sus cursos y sus inescapables consecuencias? ¿Es una filosofía? ¿Es concebible una filosofía de la indiferencia? ¿Puede uno ver la indiferencia como virtud? ¿Es necesario, de vez en cuando, practicarla, simplemente para conservar nuestra sanidad, vivir normalmente, disfrutar una buena comida y un vaso de vino, mientras el mundo alrededor nuestro experimenta una terrible experiencia?

En cierta forma, ser indiferente a ese sufrimiento es lo que hace al ser humano, inhumano. La Indiferencia, después de todo, es más peligrosa que la ira o el odio. La ira puede ser a veces creativa. Aún el odio a veces puede obtener una respuesta. La Indiferencia no obtiene respuesta. La Indiferencia no es una respuesta. Y por lo tanto, la indiferencia es siempre amiga del enemigo.

En algún momento de nuestra vida tomamos conciencia que lo que hacemos hoy importa mañana, y que todo tiene consecuencias, dicho de paso positivas o negativas.

Conversando con mi madre hace algunos años le dije, “como me gustaría tener una varita mágica y cambiar el mundo”. Ella muy atentamente me respondió. “Iliana la varita mágica la tienes, y su fórmula es no mostrándote indiferente a lo que puedes cambiar”. “Si estás esperando dinero y poder para hacer las cosas, estás perdiendo tiempo”. “Rodéate de las personas adecuadas y los medios necesarios, solo atrévete y hazlo”. “Aplica la voluntad”. Mi madre nos educó e inculcó amor al prójimo, a la naturaleza, valorar lo que se tiene, y ganarse las cosas.

El año próximo pasado tuve la oportunidad de vivir una experiencia profesional y política que me permitió conocer más a fondo las diferentes problemáticas sociales, de salud, económicas y culturales, entre otras, en ciertos municipios, sectores y comunidades.

Estar cercana a las personas, a las familias, escucharlas, observar sus entornos, sus condiciones de vida, me permitió darme cuenta cuán indiferentes somos como sociedad y gobierno.

Escuchar testimonios de niños y niñas, adolescentes, mujeres, hombres, adultos mayores. Me llevo a recabar una saturada lista de problemas. Niños, niñas y jóvenes que no estudian, familias que padecen hambre, están enfermos, que viven violencia familiar. Problemas de salud, Falta de fuentes de empleo, falta de servicios básicos, viviendas deplorables, etc. etc. y un largo etc.

Cómo llegué a todos ellos ? Sencillo. Arduo como recorrer las comunidades asignadas una a una, casa por casa y tomarte el tiempo necesario para escuchar lo que le adolece a cada ciudadano.

Los seres humanos necesitamos ser escuchados y atendidos, pero lo que es más confiar en personas que van a responsabilizarse de su palabra. Y que quien ejerce un cargo público, cumpla su función ética y profesionalmente, pero sobre todo con la sensibilidad que se requiere.

Los gobiernos tienen una tarea seria para con la ciudadanía, es realmente indignante descubrir tanto abandono e indiferencia.

Una historia que dejó marcada esa experiencia para toda mi vida es haber encontrado a “GREGORIA” después de recorrer la comunidad y encontrar tanta problemática impactante, está historia es la que dio origen a un proyecto que me permitirá ayudar a las personas y Naomy vino a inyectar esa energía que necesitaba para encontrar el sentido de la labor social.

Ya en la última calle, en la última vivienda, junto al equipo que me acompañaba, ya cansados de largas caminatas, llegué y toque una puerta de lámina galvanizada, a lo lejos pude escuchar una voz débil que pedía ayuda, me pegue a la puerta para poder corroborar que realmente alguien estaba pidiendo ayuda, le pido al equipo guardar silencio y todos me miraron atónitos cuando les dije “Alguien pide ayuda”. De nuevo escuche el débil grito e inmediatamente patee la puerta y la pude abrir. Me encontré con una mujer de edad avanzada tirada en el piso sosteniéndose en un palo de escoba que utilizaba seguramente como bastón. Salí rápidamente a pedirle ayuda a uno de los integrantes de mi equipo, el resto quiso ayudar, pero les pedí que no lo hicieran, ya que la escena era muy fuerte y dolorosa. Quien entró a apoyarme no resistió más de dos minutos y entró otra persona. Me ayudó a levantar a la señora y colocarla en una silla de ruedas sucia y casi inservible. Me quedé a solas con ella, la tranquilice, le di de beber un poco de agua. La deje segura de momento. Pero su entorno y su persona era sumamente deplorable e insalubre, infrahumana su condición de vida. “GREGORIA”  vivía sola con su esposo, un adulto mayor que todos los días salía a cortar leña para poder subsistir.

Fue ahí donde me pude dar cuenta que los gobiernos no llegan a donde deben llegar y con quien deben hacerlo.

Como sociedad debemos ponerle voz no solo a la problemática que vivimos de manera individual, sino a lo que se vive de manera colectiva. Nuestra indiferencia puede generar desenlaces fatales.

Hice la  promesa de volver con ayuda a esa comunidad. Lamentablemente a los días recibí la mala noticia de que “GREGORIA” falleció, no tuve la oportunidad, de buscarle una mejor condición de vida, de que ejerciera un derecho que tenía como adulto mayor del cual no gozaba. En julio de éste año cumplirá su primer aniversario luctuoso.

Se imaginan si existiera una estadística de indiferencia social y sus resutados? Vamos cambiando, construyendo y convirtiéndonos en agentes generadores de cambio.

La indiferencia es contraria a la responsabilidad social. El sujeto que se coloca en posición indiferente frente a otro es porque el sentimiento de responsabilidad ante la humanidad del otro no lo perturba.

“Iliana la varita mágica la tienes, y su fórmula es no mostrándote indiferente a lo que puedes cambiar”. “Si estás esperando dinero y poder para hacer las cosas, estás perdiendo tiempo”. “Rodéate de las personas adecuadas y los medios necesarios, solo atrévete y hazlo”. “Aplica la voluntad”. -Antonia Dueñas-.