HABLEMOS DEL VERDADERO EMPODERAMIENTO (PRIMERA PARTE)
Actualmente las mujeres escuchamos, leemos y nos esforzamos, nos preparamos día a día por estar dentro del llamado “EMPODERAMIENTO FEMENINO”, por sentirnos totalmente empoderadas. Te has preguntado si realmente ejerces ese poder, en la familia, sociedad, escuela, trabajo, en cualquier trinchera, lugar y esfera que hagas o no presencia? Te has cuestionado si realmente el gobierno a través de las instituciones correspondientes y sus dirigentes lo están socializando y ejecutando correctamente?
El empoderamiento tiene un proceso. No es solo que seas convocada por quien dirige una institución gubernamental o no y te ponga frente a un séquito e informe que tienes que aprender a ganarte tu dinero y te instruyan solamente a través de cursos intensivos de corte de cabello y elaboración de uñas de acrílico, etc. Labores sin duda dignas. Pero es eso suficiente? Realmente eso es el empoderamiento? La respuesta es un rotundo “NO”.
Debemos tener muy en claro que las relaciones socioculturales y de poder entre los hombres y las mujeres, son objetivos centrales y transversales, es decir cuestiones de género.
El interés y la necesidad de colocar las relaciones de género en el centro de la temática del desarrollo y de la lucha contra la pobreza. Se trata de una cuestión de derechos humanos y, sin embargo, en nuestro día a día nos enfrentamos regularmente a políticas nacionales o programas de desarrollo que no toman en cuenta suficientemente las relaciones de poder entre los hombres y las mujeres.
Es de suma importancia mostrar cuán esencial es la noción de género para comprender cómo se perpetúan las situaciones de pobreza y cómo está afecta de distintas maneras a las mujeres. Es imprescindible descubrir las dinámicas específicas que ponen en práctica las mujeres y que suscitan el cuestionamiento, a veces fundamental, de los modelos de desarrollo adoptados.
Reconocer, identificar nosotras mismas y convencernos de que somos actoras del desarrollo y el papel fundamental que tenemos. Ahora bien, cómo poner en funcionamiento estrategias para desarrollar nuestro poder y entrar en una relación real de fuerza social? En otros palabras, el empoderamiento.
Sabías que el desarrollo de los Principios para el empoderamiento de las Mujeres incluyó stakeholders internacionales en el proceso de consulta que empezó en marzo de 2009 y culminó en el Día Internacional de la Mujer en 2010?
Desde mi experiencia personal el empoderamiento si bien debe formarse de manera individual pero trascender de manera colectiva. Apegarse a la agenda 2030.
Individual: Es decir, adquirir una mayor autonomía y capacidad de autodeterminación, de medios que permitan a todas las personas gozar de una mayor elección en la vida.
De manera colectiva: Es decir, la capacidad que un grupo puede desarrollar para influir en los cambios sociales, con el fin de alcanzar una sociedad justa e igualitaria, especialmente en materia de relaciones entre hombres y mujeres.
En lo particular no deseo que se nos venda una falsa idea por salir al paso, es el objetivo del presente artículo. Se requiere de construir generaciones sólidas, presentes y futuras. Debemos exigir a quienes están al frente de esta responsabilidad de socializar el tema, lo hagan de la manera correcta y responsable. Y que como sociedad realicemos lo que nos corresponde. Pero no estar dispuestos a que se estén construyendo generaciones frágiles en un tema tan fundamental para el desarrollo de cada individuo en la sociedad. En lo individual y lo colectivo.
De entrada conoces lo que significa “Empoderamiento”?. Dicho concepto si bien es cierto no es nuevo. Desde los años 60, especialmente en el movimiento afroamericano y en la teoría de Paolo Freire, fundada sobre el desarrollo de la conciencia crítica. Los movimientos de mujeres del sector popular de América Latina y del Caribe, movimientos feministas, reivindican desde 1985 la noción de empoderamiento: por un lado, relacionada con la toma de «poder», haciendo hincapié principalmente en el fortalecimiento del autoestima, la confianza en sí mismo y la capacidad de elegir las orientaciones en su propia vida y, por otra, relacionada con el poder colectivo de cambio de las relaciones de género en las diferentes esferas: económica, política, jurídica y sociocultural.
En el ámbito de las instituciones de desarrollo, fue en la conferencia de Pekín (1995) cuando se adoptó el concepto de empoderamiento. La declaración de Pekín (párrafo 13), presenta el empoderamiento de las mujeres como una estrategia clave del desarrollo: «El empoderamiento de las mujeres y su plena participación en condiciones de igualdad en todas las esferas de la sociedad, incluida la participación en los procesos de toma de decisión y el acceso al poder, son fundamentales para alcanzar la igualdad, el desarrollo y la paz».
Hay que decirlo, actualmente el enfoque, tal y como lo utilizan las instituciones de desarrollo y los indicadores cuantitativos propuestos, tiene tendencia a reducir su sentido a la capacidad de las mujeres para hacerse cargo de sí mismas de forma individual. Los indicadores no consideran los cambios en las estructuras económica y social, que se referirían al empoderamiento colectivo, relacionado con los cambios sociales. N. Kabeer (1992,1994), muestra que es importante interesarse por el aspecto cuantitativo: Por ejemplo, el número de mujeres que ocupa un puesto de dirección en una empresa o un cargo político no es suficiente. La noción de empoderamiento va más allá, cuestiona los papeles de los diferentes actores, hombres y mujeres, en las políticas de desarrollo. Esta noción impone una reflexión: Sobre los conflictos y sobre el poder, pero también sobre el estudio de los referentes simbólicos y del análisis de las estructuras sociales profundas; Lo que abre nuevas pistas para el desarrollo para estar en posibilidad de comprender el sentido de la palabra empoderamiento es necesario preguntarnos sobre la noción de poder. Foucault visiona el poder de manera plural: «los poderes».
Foucault parte de la observación de que no existe únicamente un poder dominante, sino «poderes» múltiples, difusos como una «constelación de estrellas», de forma que, si la dominación masculina expresa un poder de los hombres sobre las mujeres, las mujeres por su parte también desempeñan un poder sobre los hombres, muchas veces indirecto e invisible. Rompamos con esa trillada frase «Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer» por «Al lado de una gran persona siempre hay otra gran persona»
El empoderamiento está visto de esta forma como un proceso, una construcción de identidad dinámica con una doble dimensión: individual y colectiva.
Este enfoque del poder debemos ser claros es retomado por varias instituciones feministas y ONG de desarrollo, las cuales abordan el proceso de empoderamiento distinguiendo cuatro niveles de poder: El poder sobre; El poder con ; El poder de; El poder interior.
La noción de empoderamiento entra, pues, en una visión de adquisición de poder, de control sobre su vida y la capacidad de hacer elecciones. Esta noción de «capacidad de hacer elecciones» ha sido ampliamente debatida por A. Sen (2000) y retomada por N. Kabeer (2001), quien la amplió a la noción de capacidad de las personas para disponer de las cosas y hacer elecciones.
Además, la capacidad de empoderamiento también está relacionada con las instituciones y las leyes: lo que se permite o no se permite hacer; esta dimensión está relacionada con los aspectos culturales de la sociedad en la que vivimos.
La noción de empoderamiento ha sido utilizada a menudo como «poder sobre», pero propongo al lector considere también las otras dimensiones del poder: el «poder interior», el «poder de», y el «poder con».
El enfoque del empoderamiento se hace, pues, a dos niveles: En relación con la capacidad de cambio personal y en relación con el cambio político y social.
Este artículo es solo la primera parte, si requieres más información sobre el tema no dudes en escribir a mi correo o mis redes sociales.
“Empoderemos juntos “
“Ejerce el poder que llevas dentro de ti para empoderar a otros” Iliana Zenith Garcia Dueñas.

Abogada de profesión, apasionada de la política, maestra de Historia Universal, catedrática de la Universidad Autónoma de Durango, ha fungido como funcionaria pública en los tres niveles de Gobierno Municipal, Estatal y Federal, así mismo se ha destacado en la iniciativa privada, se ha unido a causas en pro de la Violencia contra la mujeres y niñas para transitar en un camino de igualdad, socia de EMPREMMEXI, asociación de mujeres empresarias y emprendedoras en pro del empoderamiento de la mujer, sus pasatiempos favoritos son la lectura, escribir, disfrutar en familia y amigos, ama la naturaleza.
licilianazenith@hotmail.com