Filosofía del año nuevo 2021.

“Todo lo que sucede volverá a suceder, en un eterno retorno. Todo se repite porque la realidad es sin principio ni fin, y no tiene otro sentido que el de ser, ella misma, una y otra vez. Cada nochevieja celebramos la verdad de lo eterno (o lo eterno de la verdad) contra la mentira del tiempo”. Nietzsche.

Los meses de Diciembre y Enero están cargados de una energía muy particular: el aire, el ambiente se espesan con planes y perspectivas futuras, así como de todo aquello que comenzamos en el año que termina y no hemos concretado.

Si en Navidad se celebra la unidad entre lo trascendente (lo divino) y lo inmanente (el mundo), a través de la figura del Dios hecho hombre, en Año Nuevo se celebra la propia estructura intemporal del tiempo, la raíz constante en todo cambio, el tema invariable de las anuales variaciones.

Hace algunos días recomendaba en redes sociales, una película (SOUL), que algunos dirán, hay películas más interesantes que esa, o un mundo de libros que leer. Aquí el punto es, mi momento, mi perspectiva y lo que considere, aporta. De eso se trata, de la filosofía del tiempo. Del aquí y ahora. Y el después?          Y bien la época, la atmosfera me llevo a descubrir más.

Las preguntas surgieron y sé que algunos, más de una vez se han preguntado lo siguiente: Cómo me gustaría que me recordaran? ¿De dónde vienen mis sueños, mi pasión, mis intereses? ¿De verdad tratas de ser tú mismo e intentas aportar algo valioso a este mundo? En dicha película, Joe Gardner es un maestro de música cuya verdadera pasión es tocar jazz. Pero, cuando le llega la oportunidad que lleva buscando toda su vida, sufre un accidente que le trasporta a un lugar donde se ve obligado a pensar qué significa realmente tener alma. La historia de un viaje desde las calles de Nueva York hasta los reinos cósmicos, para descubrir las respuestas a las preguntas más importantes de la vida.

Te has hecho las preguntas más importantes de tu vida?

Recordé entonces una de mis lecturas. Una inteligencia tan sensible como la del filósofo Friedrich Nietzsche no era del todo ajena a estos movimientos de la psique común. Su obra siempre tuvo un pie en la vida del hombre común, de sus preocupaciones, y de la suerte de esclavitud voluntaria a la que se entrega por obra de la sumisión a la moral de su época. Cambian las épocas, pero las perspectivas de Nietzsche siguen siendo frescas y poderosas, como recién escritas.

Cuando te sumerges a su obra, El “amor fati” no es otra cosa que la aceptación del propio destino, sea cual sea. Así, en vez de hacer la guerra contra lo que lo perturba, Nietzsche comprende que en la necesidad de las cosas reside su belleza, y dice “sí” a todo lo que se le presenta todavía como ajeno: sólo ahí recae la avidez del aprendizaje.

“Con motivo del año nuevo. —Todavía vivo, todavía pienso: tengo que seguir viviendo, porque tengo que seguir pensando. Sum, ergo cogito: cogito, ergo sum. Hoy en día todo el mundo se permite expresar su deseo y su más querido pensamiento; pues bien, también yo quiero decir lo que hoy desearía para mí mismo y que fue el pensamiento que primero corrió este año por mi corazón, ¡un pensamiento que será para mí fundamento, aval y dulzura de toda la vida ulterior! Quiero aprender cada vez más a ver lo necesario de las cosas como bello: así seré uno de los que hacen bellas las cosas. Amor fati: ¡sea éste a partir de ahora mi amor! No quiero hacerle la guerra a lo feo. No quiero acusar, no quiero acusar ni siquiera a los acusadores. ¡Mirar a otro lado sea mi única negación! Y, en general y en definitiva: ¡quiero, algún día, ser alguien que sólo dice sí!”

Nietzsche, consideraba que la estructura del tiempo es circular.

Para otros filósofos, y en otras culturas, como la nuestra, el tiempo tiende a comprenderse, más lineal que circularmente, con principio, sentido y fin, como una historia en que cada suceso representa un paso adelante hacia la consecución de una meta final.

A esta última concepción del tiempo (como un proceso lineal dirigido a un fin), le llaman los filósofos “teleología”, y a ella le corresponde, ya en el ámbito humano (de la psique o alma), la preponderancia del deseo y la voluntad, es decir, del eros y el amor. Cada año, cada renovado giro del mundo, significaría, así, la revitalización de un mismo anhelo erótico: el del deseo de plenitud, es decir, de la unión con lo que nos falta y, así, del triunfo sobre el tiempo y la muerte (sobre aquello que amenaza con descomponernos hasta dejarnos en nada). Tal vez es por todo esto que nos empeñamos en renovar, durante estos días, nuestros propósitos y fines.

Entonces pues, ante un año atípico por lo vivido en el mundo, en el tema de salud. Despidamos el año viejo y recibamos el nuevo. Honremos a quienes ya no están. Terminemos lo que hay que terminar. Soltemos lo que hay que soltar. Unamos lo que tengamos que unir. Derribemos muros y construyamos puentes. Ser combativos y desafiantes, es necesario.  Cuestionemos todo.  Amemos sin cesar. Disfrutemos el aquí y el ahora. Diría el cantautor mexicano José María Napoleón, nada te llevaras cuando te marches….cuando se llegue el día de tu final, y cuando llegue al fin tu despedida, seguro es que feliz sonreirás, por haber conseguido lo que amabas, por encontrar lo que buscabas, porque viviste hasta el final.

A mis lectores, gracias por su invaluable tiempo, a mi CEO Edgar Rodríguez, gracias por tan importante oportunidad de llegar, y apoyar a la comunidad Latinoamericana, por todo su apoyo, gracias.

“La vida se vive bonito. Salud Armonía y prosperidad infinita, para éste nuevo año 2021”. Son los deseos de su amiga Iliana Zenith Garcia Dueñas